Bolivia se prepara para un balotaje histórico y la sorpresa del electorado tiene nombre y apellido: Edman "El Capitán" Lara. Ex policía y ahora figura política, Lara irrumpió en la escena nacional gracias a un arma inesperada: TikTok y las redes sociales. Sin respaldo de los partidos tradicionales, logró conectar con millones de bolivianos y convertirse en pieza clave de la candidatura de Rodrigo Paz del Partido Demócrata Cristiano (PDC).
Su ascenso no fue casual. Aprovechó el descontento ciudadano con un mensaje claro: transparencia, lucha contra la corrupción y cercanía con la gente. A diferencia de los políticos tradicionales, Lara apostó por videos directos, transmisiones en vivo y mensajes personales que alcanzaron a sectores urbanos y rurales. Su estrategia, basada en el bajo presupuesto pero gran alcance digital, cambió las reglas del juego político.
Antes de ser candidato, Lara denunció corrupción dentro de la Policía Boliviana, un acto que le costó la suspensión y un breve tiempo en prisión. Sin embargo, esto fortaleció su imagen como luchador contra el sistema. Su personaje digital, “El Capitán”, se convirtió en un símbolo de resistencia y confianza para quienes se sienten alejados de la política tradicional.
Analistas coinciden en que su éxito se explica más por el rechazo al establishment que por un apoyo ideológico explícito. Lara representó la novedad, la frescura y la cercanía que muchos votantes buscaban. Él mismo lo resume así: “Confianza”. Mientras otros gastaban millones en publicidad, Lara recorrió barrios y calles, apostando por la fuerza de la ciudadanía y la conexión directa.
El 19 de octubre, el Capitán Lara y Rodrigo Paz definirán la presidencia de Bolivia en un balotaje que promete marcar un antes y un después. Su historia demuestra que, hoy, un outsider puede desafiar los viejos esquemas y convertir las redes sociales en un trampolín hacia el poder.
