El Real Madrid transformó el Clásico en un grito de autoridad. En el Santiago Bernabéu, los blancos derrotaron 2-1 al Barcelona y rompieron la racha azulgrana de cuatro triunfos seguidos en los Clásicos, devolviendo cada palabra de burla que Lamine Yamal había lanzado días antes.
Jude Bellingham fue el motor y el mensaje. Asistió a Mbappé en el primer tanto y selló el triunfo con una definición que hizo estallar al estadio. Pero más allá del marcador, la victoria tuvo sabor a revancha. Las declaraciones del joven culé quien ironizó sobre el Madrid llamándolo “equipo que roba y se queja”se volvieron en su contra cuando Carvajal lo encaró al final con un desafiante “sigue hablando”.
La tensión se extendió más allá del pitazo final: Vinícius provocó al público al ser sustituido, Courtois intervino para separar a sus compañeros y, poco después, Bellingham cerró la noche con una frase lapidaria en redes sociales: “Hablar es gratis”. El mensaje fue claro: el Madrid no solo ganó, también cobró cada cuenta pendiente.