El operativo contra el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset dio un paso contundente con el secuestro de varias haciendas y viviendas que el fugitivo utilizaba como centros de resguardo y coordinación. Estas propiedades, distribuidas entre Santa Cruz y Beni, eran parte de una estructura cuidadosamente diseñada para garantizar su movilidad y ocultamiento.
El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, confirmó que los allanamientos forman parte de una estrategia para desmantelar el soporte logístico del prófugo, considerado uno de los más buscados de la región. En las intervenciones, los efectivos hallaron indicios de permanencia reciente, además de vehículos, equipos de comunicación y documentación que están siendo analizados por unidades de inteligencia.
Según Aguilera, el cerco sobre Marset se ha intensificado con patrullajes combinados por aire y tierra, pero su captura se complica por la amplia red de protección y las rutas clandestinas que emplea. “Estamos avanzando en neutralizar su entorno operativo, pero aún no tenemos una ubicación confirmada”, señaló.
Las autoridades creen que Marset continúa moviéndose entre zonas rurales de difícil acceso, aprovechando su conocimiento del terreno y el silencio de sus contactos. Aun así, el Gobierno asegura que el bloqueo económico y territorial terminará por quebrar la estructura que por meses le ha permitido escapar de la justicia.