El candidato a diputado por Arica, Sebastián Huerta, desató una ola de indignación tras sugerir el uso de minas antipersonales para frenar la migración irregular en la frontera con Bolivia. En un video difundido en redes, el político de derecha afirmó que “la situación está fuera de control” y propuso “volver a minar la zona”, además de otorgar más poder a los militares y sanciones más duras contra los migrantes sin papeles.
La propuesta, calificada como “inhumana e ilegal” por diversos sectores, contradice los compromisos internacionales asumidos por Chile al firmar la Convención de Ottawa, que prohíbe el uso de minas antipersonales. Organismos de derechos humanos recordaron que estas armas siguen causando muertes y mutilaciones décadas después de su instalación.
Durante la dictadura de Augusto Pinochet, Chile sembró miles de minas en sus fronteras con Perú y Bolivia. Aunque los trabajos de desminado avanzaron hasta alcanzar un 80% de limpieza en 2017, aún existen zonas con riesgo. Reinstalar estos artefactos, según expertos, no solo violaría tratados internacionales, sino que pondría en peligro a comunidades y migrantes que cruzan el desierto.
La declaración de Huerta reabre un viejo debate sobre la seguridad fronteriza y la migración en el norte chileno, justo cuando el tema migratorio se ha vuelto uno de los ejes más tensos de la política del país. Mientras algunos sectores aplauden su discurso “de mano dura”, la mayoría de analistas lo considera un retroceso que podría afectar las relaciones con Bolivia y Perú, además de dañar la imagen internacional de Chile.