El fondista boliviano Héctor Garibay, una de las figuras más destacadas del atletismo nacional, anunció su renuncia a los Juegos Bolivarianos 2025, que se desarrollarán en Ayacucho y Lima (Perú), en señal de protesta por la falta de respaldo institucional hacia su carrera deportiva.
“Con mucha pena y dolor renuncio a los Juegos Bolivarianos. A mí nunca me seleccionaron a dedo, mis marcas me avalan”, escribió el atleta en sus redes sociales. La declaración de Garibay, abanderado de Bolivia en los pasados Juegos Olímpicos de París 2024, generó un fuerte impacto en la comunidad deportiva, al poner en evidencia las tensiones internas en la dirigencia del atletismo nacional.
El corredor orureño denunció que se le impidió acceder a una beca olímpica, un beneficio clave para su preparación rumbo a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, lo que según afirmaobstaculiza su desarrollo como deportista de élite.
Garibay apuntó directamente contra Marco Luque, presidente de la Federación Atlética de Bolivia (FAB), así como contra el Comité Olímpico Boliviano, la Gobernación de Oruro y el programa de Alto Rendimiento del Sedede, instituciones que, a su juicio, no han actuado con equidad ni transparencia.
“¿Acaso mis resultados no valen nada? ¿Mi esfuerzo no vale nada? Esto deja en evidencia un presunto acto de favoritismo y padrinazgo. El apoyo a un deportista no se mide por amistades, se mide por resultados”, enfatizó.
En su mensaje final, el atleta pidió transparencia en los procesos de selección de los representantes bolivianos, para que el mérito y el esfuerzo sean los criterios que guíen las decisiones, y no “las relaciones personales o intereses ocultos”.
Su renuncia no solo marca un quiebre en su relación con las autoridades deportivas, sino que también reabre el debate sobre la falta de apoyo a los deportistas bolivianos, quienes, pese a su talento y sacrificio, muchas veces deben enfrentar solos el camino hacia la excelencia.
