La ciudad de Oruro vuelve a estremecerse: una adolescente de 16 años falleció tras varios días de agonía, convirtiéndose en la segunda víctima mortal de la avalancha humana ocurrida en el ‘Saracho Fest’, evento escolar que hoy está en el centro de un escándalo judicial.
El Ministerio Público ha decidido endurecer las investigaciones, adelantando que se emitirán nuevas órdenes de aprehensión y se ampliarán los delitos por los que ya se procesa a los organizadores. El fiscal departamental, Aldo Morales, aseguró que la tragedia cambia el panorama legal: “Con el fallecimiento de la segunda víctima, tenemos mayores elementos para ampliar las imputaciones y convocar a más personas”.
Las pesquisas ya no solo apuntan a los organizadores directos. La Fiscalía abrió el abanico y comenzó a citar a docentes que participaron en la planificación, padres de familia que habrían colaborado en la logística y funcionarios municipales señalados por presuntas irregularidades en la entrega de permisos.
Lo que debía ser un encuentro festivo para estudiantes terminó convertido en una tragedia con dos vidas segadas y decenas de heridos. La segunda muerte obliga a realizar una autopsia legal, clave para esclarecer las circunstancias exactas del deceso.
Mientras tanto, la indignación crece en la población orureña, que exige explicaciones y sanciones ejemplares. La Fiscalía adelantó que no habrá contemplaciones hasta identificar todas las responsabilidades. El ‘Saracho Fest’, pensado como una fiesta escolar, se ha transformado en un símbolo de negligencia que marca un antes y un después en la manera en que se evalúan los permisos y controles de eventos estudiantiles en Oruro.