En los últimos años hemos sido testigos de los cambios que se viven en el comportamiento climático, como ser las intensas lluvias, sequias prolongadas y olas de calor, que no son eventos aislados, si no se trata del calentamiento global que ya estamos viviendo.
Desde la revolución industrial, se vio los cambios económicos, pero también empezó la cuenta regresiva para el fin de la vida en el planeta, extinciones masivas de animales y plantas, migraciones masivas de humanos debido a las inundaciones, sequias, deforestaciones que el mismo hombre ha provocado.
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Desde los expertos, afirman que todos estos acontecimientos son parte de la crisis climática que puede llegar a ser critica en unos cuantos años, como una de las causas de este fenómeno es la dependencia de la energía no renovable (hidrocarburos tales como el petróleo, gas, carbón). Bolivia es parte de este círculo vicioso que se tiene con los combustibles fósiles.
¿Cómo podemos liberarnos de la dependencia de los hidrocarburos?
Se vienen desarrollando desde el gobierno diferentes proyectos para generar electricidad a través de la instalación de plantas de energía solar, eólica e hidroeléctricas, entre otras. Si bien estos no son a gran escala y aun pueden ser acciones mínimas, el crecimiento lento se debe a la falta de inversión pública a mediano y largo plazo que se agravó en los últimos años debido a la realidad económica del país evitando generar más proyectos que puedan cubrir la demanda de la población.
Estamos conscientes que estos esfuerzos no serán suficientes pues el cambio viene desde uno mismo, en favor de la búsqueda de soluciones alternativas que involucren a la misma población cambiando actitudes que tenemos de manera inconsciente que provocan el acercamiento al fin de lo que existe.
Nosotros también podemos ser parte de la transición energética con acciones como dejar los plásticos, evitar el masivo consumo de hidrocarburos teniendo mas de un vehículo por familia, informándonos sobre el Decreto Supremo 4477 sobre la Generación Distribuida que se convierte en una inversión familiar, apaciguando el gasto de costos energéticos.