Andrónico Rodríguez, una de las figuras emergentes del MAS y hasta hace poco una esperanza renovadora para sectores sociales, está perdiendo terreno. En El Alto, donde antes contaba con respaldo firme, hoy se multiplican las dudas. La agrupación Wiphalas Insurgentes, una de las primeras en manifestar apoyo a su eventual candidatura, ahora cuestiona duramente su falta de liderazgo y evalúa retirarle el respaldo.
Roberto Menacho, dirigente de esa organización, expresó su descontento públicamente. “A Andrónico lo apodaron ‘El Mudo’. La gente se pregunta por qué no habla, por qué no toma decisiones claras”, afirmó. Según el dirigente, ese silencio no es sólo simbólico, sino político: ausencia en foros estratégicos, escasa presencia en los medios y decisiones influenciadas por su entorno.
Para Menacho, la raíz del problema está en la falta de carácter del senador. “No se lo siente firme, no marca rumbo. La voz de mando está ausente y eso genera desconcierto en las bases”, aseguró. Como ejemplo, criticó la elección de Mariana Prado como posible acompañante de fórmula, apuntando a sus vínculos con figuras de la vieja guardia como Álvaro García Linera, y al rechazo que sugiere en sectores juveniles y renovadores.
Las objeciones también alcanzan a la lista de candidatos elaborada por Rodríguez, donde figuran nombres ligados al círculo más cercano de Evo Morales, lo cual, según los críticos, traiciona el anhelo de renovación por el que muchos apostaban.
El Alto, bastión electoral clave, empieza a voltear la mirada. Si Rodríguez no corrige el rumbo y no toma el control de su proyecto político, corre el riesgo de quedarse sin una base social decisiva. El tiempo y la paciencia de sus aliados se están agotando.