COCHABAMBA ¿EL MOTOR DEL CAMBIO SERÁ UNA BICICLETA ELÉCTRICA?
El tránsito vehicular, la contaminación ambiental y la crisis energética en Bolivia encendieron la alarma sobre la urgencia de alternativas sostenibles de transporte. En este escenario emergen las bicicletas eléctricas como una opción viable, eficiente y ecológica en Cochabamba. A través de Marcela Fernández promotora de electromovilidad en la empresa Immersive SRL y Miguel Fernández ingeniero ambiental, se explora los orígenes, el funcionamiento, los beneficios y desafíos de estas tecnologías que buscan redefinir la forma de transporte en las ciudades.
Inicios de la movilidad eléctrica en Bolivia
La introducción de las bicicletas eléctricas en Cochabamba no fue producto del azar, sino de una iniciativa encabezada por jóvenes bolivianos. En 2014 un equipo multidisciplinario de universitarios construyó un vehículo eléctrico híbrido para participar en la competencia internacional Atacama Solar en Chile. Fue la primera vez que motores y baterías eléctricas ingresaron legalmente al país. Marcela Fernández afirmó: “fue un descubrimiento porque no había ese conocimiento en Bolivia... fue prueba y error, y había que ver cómo se ensamblaba y cómo se programaba”.
Esta experiencia marcó el nacimiento del movimiento de electromovilidad en Bolivia, con repercusiones que trascendieron el ámbito académico. La iniciativa no solo puso al país en el mapa de la innovación energética, sino que también demostró la capacidad de los jóvenes bolivianos para competir internacionalmente con recursos limitados. “Los bolivianos que fueron a competir, su vehículo costaba $us 3,500. Competían con vehículos que en Chile costaban $us 45,000… y les han ganado”, agregó Fernández
El éxito en Atacama 2016 impulsó la creación del Gran Prix Solar en Bolivia, una competencia local de vehículos eléctricos que sigue realizándose hasta hoy bajo el nombre de Rally Solar. De este entorno también nació Eco Delivery, el primer servicio de entrega urbana con bicicletas eléctricas del país, y más recientemente la línea de taxis eléctricos Visiro. Estas iniciativas no solo visibilizan el potencial del transporte eléctrico, sino que promueven el desarrollo económico con sentido ecológico.
A pesar de los avances, la ruta no ha sido sencilla. La falta de apoyo institucional, los altos costos iniciales y el desconocimiento general sobre estas tecnologías frenó su expansión. Sin embargo, la persistencia del equipo detrás de estas innovaciones ha consolidado una red de conocimiento técnico y social que continúa creciendo y desafiando las barreras estructurales de la movilidad tradicional en Bolivia.
¿Qué hace diferente a una bicicleta eléctrica?
Desde el punto de vista técnico, una bicicleta eléctrica es muy similar a una convencional. Su diferencia radica en la incorporación de un sistema motorizado que le brinda asistencia al pedaleo o incluso la capacidad de avanzar sin él. “Lo único que diferencia las bicis mecánicas de las eléctricas es el motor y la batería, nada más”, explicó Marcela Fernández. Este motor suele instalarse en la rueda trasera o en el eje de los pedales, dependiendo del diseño.
Foto: Bicicleta eléctrica
El corazón del sistema es el controlador, que actúa como cerebro de la operación, conectado a un display en el manubrio y a sensores en los frenos que apagan el motor cuando es necesario. A esto se suma la batería, usualmente de litio, instalada en el marco de la bicicleta o en una parrilla trasera. Miguel Fernández, indicó que la bicicleta eléctrica gana entre 4 a 5 kg más que una mecánica, debido al peso del sistema eléctrico, aunque sigue siendo un medio liviano de transporte.
Existen diferentes tipos de baterías: las de plomo ácido (más baratas pero pesadas y contaminantes), las de ion-litio (ligeras pero con menor vida útil), y las de litio ferrofosfato, que combinan durabilidad y rendimiento aceptable. En Bolivia, la mayoría de las bicicletas eléctricas utilizan estas últimas, lo que permite una autonomía de entre 30 y 80 km, dependiendo del uso combinado con pedaleo humano.
Además, algunos modelos incluyen funciones avanzadas como aceleradores, crucero automático o sensores inteligentes que ajustan automáticamente la potencia en función del terreno. “Ahora hay motores más inteligentes, con sensores que detectan cuánta energía necesitas y te la dan automáticamente”, aclaró Miguel. Esta evolución convierte a las bicicletas eléctricas en máquinas accesibles pero sofisticadas, ideales para desplazamientos urbanos en Cochabamba.
Beneficios económicos, ambientales y sociales
Uno de los atractivos de las bicicletas eléctricas es su eficiencia económica. Mientras que una moto consume en promedio 3.75 bolivianos en gasolina por cada 20 km, una bicicleta eléctrica recorre 100 km por solo un boliviano de electricidad. “Con un boliviano puedes hacer 100 km en bici”, afirmó Miguel Fernández. Además, no requieren licencia, placa ni pago de impuestos, lo que las convierte en una opción accesible para gran parte de la población.
Desde el punto de vista ambiental, su huella de carbono es mínima. No generan emisiones durante su uso y en casos como el de Eco Delivery, la energía para su carga proviene de paneles solares instalados en oficinas, bajo el esquema de generación distribuida. “Nuestra factura de luz bajó de 200 a 50 bolivianos”, aseguró Miguel, resaltando el impacto positivo de integrar energía renovable en la operación diaria.
Socialmente las bicicletas eléctricas democratizan el acceso al transporte. Son ideales para personas que deben recorrer distancias moderadas, para trabajadores urbanos o incluso estudiantes. Además, dinamizan el tránsito urbano y reducen el ruido en las ciudades, haciendo el entorno más saludable y amigable. “La bicicleta eléctrica es el instrumento de democratización de tecnología más pequeño que hay”, enfatizó Miguel.
Foto: Bicicleta eléctrica requiere mantenimiento básico
El bajo mantenimiento también es un punto a favor. Al tener motores y baterías selladas, su cuidado se reduce a tareas básicas como la limpieza y el monitoreo del cableado. “No hay mantenimientos eléctricos como tal… el motor está sellado, resistente al agua y al polvo”, aclaró el ingeniero ambiental. Esto se traduce en menores costos operativos y mayor durabilidad del producto.
Desafíos para la expansión: precios, normativas y mentalidad
Pese a sus múltiples ventajas, el uso de bicicletas eléctricas enfrenta obstáculos estructurales y culturales en Cochabamba. Uno de los principales desafíos es el costo inicial: un kit básico puede costar entre 600 y 900 dólares, lo que limita su adopción masiva. “Al principio, la gente no compraba… era muy poca gente la que compraba”, recordó Marcela Fernández. A esto se suma la existencia de modelos de baja calidad que, al ser desechables, generan desconfianza en los consumidores.
En segundo lugar, la falta de normativa municipal que integre a las bicicletas eléctricas en el sistema de transporte público impide que se masifiquen. En países como México, Colombia o Alemania, los gobiernos locales implementan programas de alquiler de bicicletas eléctricas por menos de 3 pesos. En Bolivia, los intentos han sido privados y de corta duración. “Presenté una normativa para implementar bicicletas eléctricas como transporte público, pero nunca la aplicaron”, comentó Marcela.
Además, persiste una percepción errónea sobre su autonomía y utilidad. Muchas personas creen que se quedarán sin batería y quedarán varados, desconociendo que estas bicis están diseñadas para asistirte, no reemplazarte completamente. “Con 45 km de autonomía, una bicicleta te dura fácilmente 3 días”, aclaró Fernández.
También se necesita fortalecer la cadena de mantenimiento y repuestos. Aunque existen técnicos capacitados como Julio de Bike Center, aún no hay suficientes especialistas en instalación y reparación. Iniciativas como Quantum Batteries, que ensambla baterías en el país, abren nuevas posibilidades para ampliar la vida útil de estos equipos y generar una economía circular.
El futuro de la movilidad eléctrica en Bolivia
El avance de la electromovilidad en Bolivia se muestra inevitable, aunque lento. Desde el desarrollo de vehículos solares hasta la consolidación de startups como Eco Delivery o Visiro, la tendencia hacia un transporte más limpio, eficiente y sustentable se consolida cada año. “Nos falta apropiarnos de esta tecnología… pero en algún momento Bolivia va a dar el salto y ahí será imparable”, afirmó Marcela Fernández.
En términos energéticos Bolivia tiene una ventaja competitiva única: una alta radiación solar, ideal para integrar energías renovables en el transporte urbano. Sin embargo, esta potencialidad sigue subutilizada por falta de incentivos gubernamentales y una visión a largo plazo en políticas públicas. “Ni las autoridades ni los ciudadanos se dan cuenta de lo rentable que es la electromovilidad”, agregó Fernández.
A nivel social, las bicicletas eléctricas pueden transformar la forma de vivir en las ciudades, haciéndolas más humanas, accesibles al cambio climático. Miguel planteó que son el punto perfecto entre eficiencia, conocimiento y democratización del transporte. Y en un país donde la creatividad es moneda corriente, no faltan los soñadores dispuestos a seguir avanzando hacia el futuro.
La bicicleta eléctrica no es solo un vehículo: es una idea en movimiento, una tecnología con rostro humano, una herramienta para cambiar la ciudad desde sus ruedas. Cochabamba está en condiciones de liderar esta transición si sabe escuchar a quienes, desde hace años, ya están construyendo el camino.
Datos: El trabajo fue realizado para la materia de Periodismo II de la Universidad Mayor de San Simón