El desabastecimiento de gasolina y diésel en Bolivia tiene su origen en la falta de divisas, no en el precio que paga el consumidor, advirtió el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen. “Aunque cobremos Bs 20 el litro, la gasolina y el diésel no se compran con bolivianos, se compran con dólares”, enfatizó el ejecutivo, citado en un reporte oficial del Ministerio de Hidrocarburos.
El documento ministerial señala que la escasez de combustibles no se debe a una baja producción ni a problemas de transporte, sino a una crisis de liquidez de dólares, lo que dificulta la importación de carburantes. Como solución coyuntural, plantea que el Estado debe acceder a divisas de forma urgente mediante créditos, préstamos u otras fuentes externas, mientras se trabaja en una estrategia estructural que garantice la seguridad energética del país a largo plazo.
Entre tanto, la crisis se profundiza en las calles. Las filas en los surtidores se extienden por días y sectores clave de la economía ya están sintiendo el impacto. El transporte pesado ha paralizado viajes departamentales e internacionales, y las empresas de transporte de pasajeros han reducido sus operaciones por falta de carburante.
“El problema actual es de divisas”, insistió Dorgathen, al precisar que cualquier revisión sobre la subvención a los hidrocarburos deberá analizarse una vez se resuelva la falta de dólares. Añadió que durante los últimos cuatro años se avanzó en una propuesta estructural de solución energética, la cual será presentada al próximo gobierno para su consideración.
Pese a los anuncios, la población sigue enfrentando la escasez de gasolina y diésel. Desde el Gobierno y YPFB se atribuye la situación también a una sobredemanda de combustibles, aunque los efectos reales golpean, sobre todo, a los sectores productivos y de transporte del país.