El retorno de Damián Condori a la Gobernación de Chuquisaca, tras dos meses de licencia médica, estuvo lejos de la normalidad. En lugar de un acto administrativo rutinario, su reincorporación desató tensiones políticas, acusaciones de corrupción y hasta la forzada apertura de su propio despacho.
Condori, internado en terapia intensiva en junio por una caída, reapareció presentando un certificado médico de una clínica privada que avalaba su recuperación. El documento fue aceptado por la presidenta de la Asamblea Legislativa Departamental, Silvia Garnica, pero la asambleísta Elvira Erquicia cuestionó su validez y exigió un informe oficial de la Caja Cordes, calificando el retorno como una “irresponsabilidad”.
El día de su llegada, el gobernador ingresó por el patio de la Gobernación y, al encontrarse con su oficina cerrada, sus colaboradores forzaron la puerta para que pudiera instalarse de inmediato. La ex secretaria general, Fátima Tardío, denunció públicamente lo ocurrido y presentó su renuncia, señalando además presuntos hechos de corrupción dentro de la gestión.
En paralelo, el gobernador interino Luis Ayllón cumplía agenda en Monteagudo, pero se vio obligado a regresar tras una orden de Condori que exigía el retorno inmediato de los vehículos oficiales. Ayllón denunció que la reincorporación se produjo justo después de que él presentara denuncias de corrupción y afirmó que fue amenazado con procesos judiciales por el uso del vehículo oficial. Antes de dejar el cargo, agradeció al pueblo chuquisaqueño y reivindicó la transparencia de su corta gestión.
Condori, por su parte, se presentó ante la prensa asegurando que estaba totalmente recuperado para retomar funciones, aunque poco después de sus declaraciones fue trasladado nuevamente a una clínica privada para continuar con su rehabilitación.