Becciu, de 76 años, fue condenado también a inhabilitación perpetua para ejercer cargos en la Santa Sede. El escándalo financiero en el que se vio involucrado incluyó la compra irregular de un edificio en Londres y transferencias dudosas a una asociación dirigida por su hermano. A pesar de mantener su inocencia y planear una apelación, Becciu decidió no participar en el cónclave para preservar la unidad de la Iglesia.
La decisión de Becciu se produce en un contexto de creciente escrutinio sobre la transparencia y la gobernanza dentro del Vaticano. Otros cardenales con pasados controvertidos también han sido objeto de atención, lo que ha generado preocupaciones sobre la integridad del proceso de elección del nuevo papa.
Con la renuncia de Becciu, el cónclave del 7 de mayo se desarrollará sin su participación, mientras la Iglesia católica se prepara para elegir al próximo pontífice en medio de desafíos internos y demandas de reformas.
