Rodrigo Paz Pereira, presidente electo de Bolivia, ha abierto una nueva página en la política de seguridad del país al buscar el apoyo del mandatario salvadoreño Nayib Bukele para transformar el sistema penitenciario nacional. El gesto, que combina pragmatismo y audacia, apunta a importar la “fórmula Bukele” en un contexto boliviano marcado por el hacinamiento, la corrupción y el control criminal en las cárceles.
Durante una conversación telefónica tras su triunfo electoral, Paz pidió la colaboración directa del presidente de El Salvador, reconocido por su modelo de orden y disciplina carcelaria. “Le dije: ayúdame con las cárceles, vamos a necesitar muchas acá”, reveló el próximo mandatario, dejando claro que su gestión iniciará con medidas firmes en materia de justicia y seguridad.
Bukele, quien confirmó su intención de asistir a la posesión presidencial el 8 de noviembre, se perfila como un aliado clave en este nuevo alineamiento diplomático. Paz, además, marcó distancia de los viejos vínculos políticos del MAS, adelantando que no invitará a Cuba, Venezuela ni Nicaragua, en una clara señal de ruptura y de apertura hacia gobiernos con una visión democrática y de resultados.