EL PODER TRAS LOS MUROS DEL VATICANO: ¿QUIÉN LIDERARÁ LA IGLESIA TRAS EL PAPADO DE FRANCISCO?
Con la elección de un nuevo Papa en el horizonte, el Vaticano se convierte en el escenario de una de las decisiones más influyentes dentro del mundo católico. Aunque el proceso sigue rituales milenarios, lo cierto es que también está marcado por intereses, alianzas y visiones enfrentadas dentro de la Iglesia.
El cónclave, compuesto por 135 cardenales menores de 80 años, se reunirá en estricta confidencialidad en la Capilla Sixtina. Allí, mediante sucesivas rondas de votación, deberán lograr una mayoría de dos tercios para escoger al nuevo líder de la Iglesia católica. Pero este proceso va más allá de una simple votación: es también un reflejo de las divisiones internas entre quienes quieren continuar el camino reformista de Francisco y quienes apuestan por un regreso a posturas más tradicionales.
Durante más de una década, el Papa Francisco impulsó una transformación profunda, descentralizando el poder, promoviendo una Iglesia más inclusiva y nombrando cardenales de diversas regiones del mundo. De los actuales electores, 108 fueron designados por él. Sin embargo, eso no garantiza que todos compartan su visión. Algunos fueron elegidos por motivos geográficos o por equilibrio político dentro de las iglesias locales, y no necesariamente por su sintonía con las reformas.
Mientras algunos analistas destacan que existe una clara mayoría “francisquista”, otros advierten que los sectores más conservadores, aunque más reducidos en número, podrían unirse tras un candidato que represente un cambio de rumbo. Nombres como el cardenal Raymond Burke, crítico constante del pontífice argentino, simbolizan esta resistencia interna.
Entre los nombres más mencionados para sucederlo se encuentran el cardenal italiano Matteo Zuppi, el filipino Luis Antonio Tagle y el ghanés Peter Turkson, todos con fuertes vínculos con el legado de Francisco. No obstante, todavía no hay una figura que se destaque como su heredero natural, lo que abre el escenario a posibles sorpresas.
El proceso de votación suele comenzar con una ronda de cortesía, en la que se emiten votos simbólicos. Luego, con el paso de las jornadas, las conversaciones informales, los acuerdos y las alianzas empiezan a definir el perfil del nuevo pontífice.
Este cónclave, además de determinar quién será el próximo Papa, definirá la orientación que tomará la Iglesia en los próximos años: si continuará la senda abierta por Francisco o si dará un giro hacia posiciones más tradicionales.