La Plaza de San Pedro volvió a ser testigo de una densa humareda negra (11:52 hora local) elevándose desde la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que la tercera votación del cónclave papal ha concluido sin que los 133 cardenales electores hayan logrado alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para elegir al sucesor del Papa Francisco. Este resultado, similar al de la primera votación del día anterior y la segunda de esta mañana, prolonga la expectativa y la incertidumbre en la Santa Sede.
De acuerdo con la Constitución Apostólica que rige estos procesos, la primera señal de la jornada se produjo antes del mediodía, manteniendo en vilo a las miles de personas congregadas en la plaza vaticana y a la comunidad católica global. La multitud reunida recibió la noticia con una mezcla de aplausos y palpable decepción, anticipando nuevas rondas de votación que tendrán lugar en la tarde romana, a partir de las 16:30 hora local (14:30 GMT), tras el almuerzo de los cardenales en la residencia de Santa Marta.
La complejidad de la elección radica en la exigencia de obtener al menos 89 votos de los 133 cardenales participantes. La persistente falta de consenso tras tres escrutinios subraya la diversidad de opiniones dentro del colegio cardenalicio y la delicadeza del proceso de selección del nuevo líder de la Iglesia Católica.
La expectación generada por la fumata atrajo a una considerable multitud a los alrededores del Vaticano. Se estima que unas 11.000 personas se congregaron en la Plaza de San Pedro y sus inmediaciones, pendientes de la señal de la chimenea. Un importante dispositivo de seguridad, con alrededor de 10.000 agentes desplegados en la plaza y otros 1.000 en las calles adyacentes, se mantiene activo para garantizar el orden durante este trascendental evento eclesial. La atención mundial sigue centrada en el Vaticano, a la espera de que la fumata cambie de color, anunciando la elección del nuevo Sumo Pontífice.