La tensión se disparó este domingo en San Francisco, donde al menos 60 personas fueron detenidas en el marco de las crecientes protestas contra la política migratoria del expresidente Donald Trump. Los enfrentamientos con la policía marcan el tercer día consecutivo de disturbios en California, donde miles de manifestantes han salido a las calles para rechazar las redadas masivas contra inmigrantes indocumentados.
La policía de San Francisco confirmó las detenciones, que se produjeron en medio de choques entre agentes y manifestantes. Según reportes, la situación degeneró en la tarde, con actos de violencia que incluyeron ataques a inmuebles y a un vehículo policial. Las autoridades locales han reiterado que, si bien se respeta el derecho a la protesta, la violencia contra los agentes no será tolerada, informando de al menos tres policías heridos.
El epicentro de la indignación se ha sentido con fuerza en Los Ángeles, donde las manifestaciones comenzaron el viernes y han escalado en intensidad. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha llevado a cabo redadas en diversas zonas, provocando una respuesta masiva de la comunidad y activistas.
La situación ha llevado incluso al despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles por orden de Trump, lo que ha avivado aún más la polémica y ha sido calificado por el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, como una "seria ruptura de la soberanía estatal" y una medida "ilegal, inmoral e inconstitucional". Newsom ha instado a los manifestantes a mantener la calma y a no "morder el anzuelo de Trump", mientras su administración ha anunciado que demandará al gobierno federal por el despliegue de tropas sin su consentimiento.
Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha alzado la voz en defensa de sus connacionales. Confirmó la detención de 35 mexicanos en las redadas y enfatizó que "los mexicanos que viven en Estados Unidos son hombres y mujeres de bien (...) ¡No son criminales!". La preocupación por la situación de los migrantes indocumentados se extiende, y organizaciones de derechos humanos han condenado las redadas, calificándolas de "crueles" y "aterrorizantes".
Mientras la ley y el orden intentan prevalecer en las calles de California, la tensión política entre el gobierno federal y el estado se intensifica. La polémica política migratoria de Trump sigue generando una profunda división, y las protestas reflejan el descontento de una sociedad que clama por el respeto a los derechos humanos y un trato digno para quienes buscan una vida mejor en Estados Unidos.