PASIÓN Y ESFUERZO: ROSITA VENDIÓ PATASCA PARA CUMPLIR SU SUEÑO MUSICAL
En la Villa Primero de Mayo, un barrio popular de Santa Cruz con más de 237 mil habitantes, el Centro Cultural se ha convertido en un espacio fundamental para que jóvenes desarrollen su talento musical y encuentren una vía de esperanza y disciplina. El lugar ofrece clases gratuitas de instrumentos como violín, guitarra, mandolina y flauta travesera, con el apoyo de la Alcaldía local.
Rosita Aguilar, una joven de 16 años, representa el esfuerzo y la pasión que impulsa esta iniciativa. Tras casi nueve años de aprendizaje, logró comprar su propio violín vendiendo comida tradicional y hoy forma parte de la orquesta folclórica, además de ser profesora de violín en un instituto privado.
Foto: Fuad Landívar
El profesor Ronald Chinchi, encargado de las clases, comenta que la música ha ayudado a cambiar la imagen de la zona, antes considerada peligrosa, al atraer a los jóvenes hacia actividades constructivas. “Hasta los malvivientes que pasaban por aquí se han alejado”, señala con satisfacción.
La música también promueve disciplina y buenos hábitos entre los estudiantes. Chinchi destaca que muchos jóvenes indisciplinados logran mejorar su conducta gracias al aprendizaje musical, que contribuye además a su desarrollo y concentración en los estudios.
Familia de Rosita Foto: Fuad Landívar
El Centro Cultural cuenta con más de 150 alumnos, desde niños pequeños como Renata Carrasco, de 7 años, hasta adolescentes que buscan en la música una oportunidad de crecimiento personal y profesional. La mayoría de los estudiantes deben adquirir sus propios instrumentos, cuyos precios pueden ser un reto para sus familias.
Finalmente, tanto alumnos como profesores coinciden en que la música no solo brinda cultura y entretenimiento, sino que también puede abrir puertas y transformar vidas, creando un futuro lleno de esperanza para estos jóvenes.