La realización de un debate presidencial se perfila como un avance importante para revitalizar la cultura democrática en Bolivia. En medio de una coyuntura política compleja, marcada por la desconfianza institucional, la polarización y el desencanto ciudadano, el retorno de estos espacios de deliberación pública busca devolverle al electorado una herramienta clave para tomar decisiones informadas.
Desde la Fundación Jubileo, promotora de la iniciativa, se subraya que los debates permiten a la ciudadanía comparar propuestas, evaluar liderazgos y conocer con mayor claridad las prioridades de los partidos y alianzas. La ausencia de estos espacios en anteriores comicios generó un vacío que terminó debilitando el voto reflexivo, dando paso a campañas dominadas por la confrontación y el marketing político.
Este nuevo impulso a los debates se concibe no solo como un evento electoral, sino como un ejercicio de transparencia, donde los candidatos tienen la responsabilidad de presentar su visión de país con claridad y coherencia. Además, se contempla incluir debates técnicos y temáticos, que aborden áreas clave como economía, justicia, medioambiente y salud, permitiendo así que los votantes tengan una visión más integral de las propuestas.
Para los organizadores, el éxito del debate dependerá no solo de su realización, sino de la voluntad de las fuerzas políticas para asumirlo con seriedad, lejos de cálculos estratégicos o temores al escrutinio público. En un país donde el descrédito hacia la clase política crece, recuperar estos espacios de diálogo puede marcar la diferencia entre una elección rutinaria y una elección verdaderamente democrática.