A semanas del Bicentenario, la capital histórica del país atraviesa un clima de tensión constante por bloqueos y protestas que amenazan con empañar los actos centrales del 6 y 7 de agosto. La reciente cancelación de la Parada Policial encendió las alarmas sobre la viabilidad de una celebración ordenada y segura.
Instituciones cívicas, empresariales y hoteleras piden una “tregua social” temporal. Denuncian que la imagen de Sucre se deteriora frente a visitantes nacionales e internacionales, quienes deben sortear marchas y cortes de vías en pleno centro histórico. "No se trata de negar demandas, sino de dar un respiro a la ciudad", sostuvo Carmen Almendras, directora departamental del Bicentenario.
La preocupación crece también por la escasa atención nacional. “Los partidos políticos vienen a hacer campaña y ni mencionan el Bicentenario”, reclamó Cintia Castillo, de la Federación de Empresarios Privados. Para muchos, el esfuerzo invertido durante años en la organización de este evento se ve relegado por la coyuntura política y social.
Sucre busca más que una celebración: exige paz y unidad para conmemorar con dignidad los 200 años de independencia. El llamado es claro: sin estabilidad, el Bicentenario corre el riesgo de pasar desapercibido entre conflictos y reclamos no resueltos.