El Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmó que el segundo debate presidencial se realizará el martes 12 de agosto en la ciudad de La Paz, decisión tomada en una sesión simbólica en Sucre por el Bicentenario de la Independencia. El evento, organizado junto a la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) y la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB), se llevará a cabo justo un día antes del cierre oficial de campaña.
Pese a que las alianzas Libre y Unidad solicitaron adelantar la fecha por su coincidencia con los actos de cierre de campaña, el TSE ratificó el cronograma original. La decisión consideró aspectos logísticos y la coordinación con medios de comunicación para garantizar la cobertura del evento. La transmisión será nacional y forma parte de los compromisos asumidos por el ente electoral.
El debate mantendrá los ejes temáticos definidos: economía, educación y seguridad ciudadana, temas de alto interés en el contexto actual. Además, se seguirá la misma metodología empleada en el primer debate realizado en Santa Cruz, aunque algunos actores plantearon ajustes para mejorar el formato y profundizar los contenidos.
Desde el TSE se destacó la importancia de los debates como herramienta democrática. El presidente en ejercicio, Óscar Hassenteufel, remarcó que estos espacios permiten a la ciudadanía conocer las propuestas de los candidatos, aunque aclaró que la participación no es obligatoria, ya que la Asamblea Legislativa no aprobó la ley que buscaba establecer dicha obligatoriedad.
Diversos sectores valoran el retorno de los debates presidenciales tras varios años de ausencia. La presidenta de la ANPB, Zulema Alanes, subrayó su relevancia para una ciudadanía mejor informada, mientras que el presidente de la CEPB, Giovanni Ortuño, resaltó que los temas económicos abordados en el debate son prioritarios en la agenda del país.
Analistas como Fabián Yaksic y observadores como Susana Saavedra coincidieron en que el desafío ahora es enfocar el debate en propuestas claras, evitando la confrontación y el intercambio de acusaciones. Destacan la oportunidad de que los candidatos respondan con mayor profundidad sobre cómo enfrentarán la crisis económica y social que vive Bolivia.
Finalmente, con una economía golpeada por la escasez de divisas, la inflación y el déficit energético, los expertos insisten en que el segundo debate puede ser decisivo para el electorado. Además de contrastar visiones de país, será una prueba del compromiso democrático de quienes aspiran a gobernar.