El contrabando continúa siendo una de las principales amenazas para la economía boliviana, pese a los constantes operativos militares y policiales. El viceministro de Lucha contra el Contrabando, Luis Amílcar Velásquez, informó que en lo que va del año se logró afectar al comercio ilegal en más de 97 millones de bolivianos, aunque reconoció que el tráfico de alimentos y combustibles sigue avanzando sin pausa.
Entre el 15 y el 21 de agosto, el Comando Estratégico Operacional ejecutó una serie de operativos que permitieron incautar 400 quintales de maíz, 41,700 huevos y 1,200 litros de aceite, mercancías que pretendían salir del país. En sentido contrario, fueron decomisadas 300 bolsas de arroz brasileño y cinco vehículos indocumentados de origen chileno, tres de ellos cargados con ropa usada.
Para reforzar los controles, el Comando Estratégico incrementó su personal especializado a 500 efectivos, respaldados por 6,000 militares desplegados en las fronteras. Gracias a este despliegue, también se detectaron y neutralizaron tres pasos clandestinos en la región de Pisiga, en la frontera con Chile, que eran utilizados para el paso de mercancías ilegales.
Aun así, la lucha contra el contrabando en sentido inverso sigue siendo un desafío mayor. En recientes operativos se decomisaron miles de huevos, casi 29 mil litros de aceite, más de 8 mil quintales de maíz, azúcar y harina, además de 160 mil kilos de carne. El tráfico de combustibles se ha convertido en otro de los puntos más críticos, con el hallazgo de 215 mil litros de diésel y 6,695 litros de gasolina destinados al contrabando.
Estas cifras reflejan que, pese a los esfuerzos del Gobierno, el negocio ilícito se mantiene en constante movimiento. Por cada golpe que reciben las redes de contrabandistas, nuevas rutas y cargamentos aparecen, lo que deja en evidencia que el contrabando de alimentos y combustibles continúa siendo un problema estructural para Bolivia.