Cochabamba, antes reconocida como el "granero de Bolivia", enfrenta hoy una crisis económica que refleja la pérdida de su diversificación agrícola. La región depende casi exclusivamente de la urea, producida en la planta de YPFB en Bulo Bulo, que en 2024 generó $us 127 millones en exportaciones, superando al oro en bruto y a las bananas frescas. A pesar de que Cochabamba exportó 261 productos por $us 432 millones, la concentración en un solo producto evidencia la fragilidad de su economía.
El departamento importa más de lo que vende; en 2024 las importaciones alcanzaron $us 513 millones, dejando un déficit comercial persistente. Brasil, Argentina, India, Perú y China son los principales destinos de sus exportaciones, pero esto no logra equilibrar la balanza. Los constantes conflictos sociales y bloqueos de carreteras, que acumulan más de 35 días en 2025, han generado pérdidas de hasta $us 200 millones para el PIB departamental. La escasez de dólares y combustibles encarece la producción y el transporte, reduce la inversión y obliga al cierre de negocios, afectando especialmente a la manufactura, el transporte y la agricultura.
La transformación de Cochabamba, de un departamento agrícola diversificado a uno dependiente de un solo producto, sumada a la inestabilidad política y social, plantea un panorama económico complejo. La pregunta que queda abierta es si Cochabamba podrá recuperar su dinamismo y diversificar su economía, o seguirá atrapada en la dependencia de la urea.