En el cierre de su visita de Estado al Reino Unido, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al admitir públicamente su frustración con el mandatario ruso, Vladimir Putin. Según explicó en rueda de prensa, esperaba que el camino hacia un acuerdo de paz en Ucrania fuera más directo gracias a la relación personal que mantenía con él, pero la realidad ha sido diferente. “Pensé que sería más fácil, pero Putin me ha decepcionado; está causando demasiado sufrimiento, demasiadas muertes, incluso entre sus propios soldados”, declaró el republicano.
A su lado, el primer ministro británico, Keir Starmer, reforzó la postura aliada al subrayar que Moscú intensificó recientemente sus ofensivas con el mayor ataque desde el inicio de la invasión, dejando un saldo devastador de víctimas. Desde su residencia oficial de Chequers, el líder laborista enfatizó la necesidad de “fortalecer las defensas de la OTAN, sostener el respaldo militar y humanitario a Ucrania y aumentar la presión diplomática y económica sobre el Kremlin”. Ambos mandatarios coincidieron en que la prioridad común es frenar la escalada bélica y empujar a Rusia hacia una negociación seria que ponga fin al conflicto.