Una ola de tensión recorre el sector del transporte paceño. Cientos de choferes federados y libres realizaron ayer una toma simbólica de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) en Sopocachi, exigiendo resarcimiento económico inmediato tras comprobar graves daños a sus vehículos atribuibles, según denuncian, a la mala calidad de la gasolina distribuida en Bolivia. La protesta reunió a más de 500 conductores y bloqueó parcialmente la zona durante más de seis horas.
Según los dirigentes, más de 300 vehículos presentan fallas severas en motores, inyectores y sistemas de combustión. El dirigente Limbert Tancara detalló que el costo promedio de reparación por unidad supera los Bs 15.000, lo que eleva el perjuicio total a cerca de Bs 4,5 millones. “No es solo un problema mecánico, es un golpe directo a nuestra economía”, aseguró Tancara, mientras los choferes desplegaban pancartas que exigían respuestas inmediatas.
Los manifestantes también advierten que el problema afecta a múltiples regiones, no solo a La Paz. Transportistas de Cochabamba, El Alto y Santa Cruz han reportado casos similares, lo que abre la posibilidad de un conflicto nacional. Los choferes exigen que el Gobierno cubra el 100% de los daños y establezca controles estrictos de calidad.
La ANH ha negado irregularidades en recientes comunicados, afirmando que las pruebas realizadas cumplen con estándares internacionales. Sin embargo, los choferes piden pruebas públicas y sugieren que existe una “manipulación” en el proceso de distribución de combustible. Ante la negativa, anunciaron un ultimátum: si en 72 horas no reciben respuesta oficial, las movilizaciones se radicalizarán y se convocará a un paro nacional del transporte.
La gasolina defectuosa se convirtió en el detonante de una protesta que amenaza con escalar y tensionar aún más las relaciones entre el Gobierno y el sector transporte.