Una crisis sanitaria y de seguridad alarma a Brasil: al menos cinco personas han resultado gravemente afectadas tras consumir bebidas alcohólicas adulteradas con metanol, un químico altamente tóxico. Las autoridades investigan 22 casos confirmados o sospechosos, todos concentrados principalmente en la región metropolitana de São Paulo.
El Ministerio de Justicia ha dispuesto que la Policía Federal se sume a las investigaciones junto a la Policía Civil local, ante la posibilidad de que la adulteración se extienda a otras regiones del país. El metanol, usado en procesos industriales y combustibles, puede causar daños severos como ceguera, fallos orgánicos y, en casos extremos, el deceso de quienes lo ingieren.
Informes preliminares señalan que el químico habría ingresado al mercado ilegal de bebidas a través de redes clandestinas. La Asociación Brasileña de Combate a la Falsificación apunta a la posible implicación del Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor organización criminal de Brasil, que en operaciones recientes fue vinculado a adulteración de combustibles con altos porcentajes de metanol. El excedente de este químico podría haber sido vendido a destilerías clandestinas.
Mientras el director de la Policía Federal, Andrei Rodrigues, no descarta la participación del crimen organizado, el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, ha pedido cautela y señala que aún no existe evidencia directa de la implicación del PCC. Las investigaciones buscan rastrear el origen del metanol adulterado, incluyendo posibles conexiones internacionales.
Con la urgencia de evitar más incidentes, las autoridades trabajan a contrarreloj para frenar lo que ya se considera un fenómeno grave de salud pública y crimen organizado.