Río de Janeiro vivió este martes una jornada de caos y tensión. Integrantes del Comando Vermelho, una de las principales organizaciones criminales de Brasil, bloquearon varias de las principales vías de la ciudad en represalia por una operación policial que dejó 64 muertos y 81 detenidos.
Autobuses y barricadas improvisadas cerraron calles y avenidas, mientras los tiroteos obligaron a modificar rutas de transporte público y provocaron largas filas en estaciones de tren y metro. Al final de la tarde, miles de cariocas enfrentaban dificultades para regresar a sus hogares.
Las universidades y escuelas de distintos barrios, incluyendo la Universidad Federal de Río de Janeiro, cerraron sus puertas ante la escalada de violencia. RioOnibus, empresa que gestiona los autobuses urbanos, informó que al menos 50 vehículos fueron robados y utilizados por los narcotraficantes para bloquear vías, además de verse obligada a modificar 120 rutas.
Ante la crisis, la Alcaldía de Río declaró el nivel 2 de riesgo en su escala de cinco niveles. El alcalde Eduardo Paes destacó la necesidad de mantener operativos todos los servicios públicos y extendió los horarios de atención para evitar que la ciudad quede paralizada. “Río no puede convertirse en rehén de los grupos criminales”, aseguró Paes, alertando sobre la difusión de noticias falsas que buscan sembrar terror.
Las fuerzas de seguridad, incluyendo la Policía y la Guardia Municipal, trabajan intensamente para despejar las calles, aunque los narcotraficantes continúan levantando barricadas en distintas zonas. Entre las arterias más afectadas se encuentran la Avenida Brasil, la Línea Roja, la Línea Amarilla y la Vía Grajaú-Jacarepaguá. Incluso la principal vía de acceso al aeropuerto internacional sufrió bloqueos temporales, causando retrasos en vuelos, pero sin afectar el funcionamiento de la terminal.
Los bloqueos fueron una respuesta directa a la ocupación de las favelas Penha y Alemão por unos 2.500 policías desde la madrugada, en una operación destinada a capturar a los líderes del Comando Vermelho. La acción dejó 64 muertos, entre ellos 4 policías, y la detención de 81 presuntos miembros de la organización, junto con la incautación de 93 fusiles y grandes cantidades de drogas. Esta se convirtió en la operación policial más letal en la historia reciente de Río de Janeiro.
El Comando Vermelho, cuyo origen se remonta a la década de 1980, nació cuando la dictadura militar concentró en las mismas prisiones a delincuentes comunes y exguerrilleros con entrenamiento militar y político. Actualmente, controla varias barriadas en Río de Janeiro y tiene presencia en distintas regiones del país, con foco en el tráfico de drogas y armas.