La región cochabambina ha sido colocada bajo una de las alertas más severas por parte del gobierno de Corea del Sur. A través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, Seúl elevó el nivel de advertencia de viaje a categoría 3 una recomendación oficial de salida debido al deterioro de la seguridad en la zona, motivado por protestas violentas y la presencia creciente del crimen organizado.
La medida, anunciada este 1 de julio, insta a los ciudadanos surcoreanos a abandonar Cochabamba “a menos que su permanencia sea absolutamente necesaria” y a cancelar cualquier plan de viaje inmediato hacia esta parte de Bolivia.
La situación en Cochabamba ha empeorado en las últimas semanas. Manifestaciones convocadas por sectores afines al expresidente Evo Morales, que exigen la renuncia del actual mandatario Luis Arce, han derivado en bloqueos prolongados, enfrentamientos y, trágicamente, en la muerte de cinco personas, entre ellas cuatro policías. El caos en las calles y la falta de control estatal parecen haber influido en la drástica decisión del gobierno asiático.
Con esta actualización, Cochabamba entra en una categoría compartida con regiones del mundo marcadas por conflictos armados y crisis humanitarias, como Gaza, Israel y Bielorrusia. La inclusión de una ciudad boliviana en esa lista internacional es una señal de alarma sobre la magnitud de la crisis interna.
El sistema de alertas de Corea del Sur contempla cuatro niveles. El nivel 3 implica una fuerte recomendación de salida voluntaria y solo es superado por el nivel 4, que prohíbe completamente los viajes y obliga a evacuaciones. Este cambio implica que las autoridades consideran que los riesgos actuales son altos y persistentes, tanto para la población local como para los extranjeros.
Mientras tanto, desde el gobierno boliviano aún no se ha emitido una respuesta oficial a esta advertencia, pero la presión internacional comienza a tomar fuerza, en un contexto donde la imagen del país se ve cada vez más golpeada por la inestabilidad.
Cochabamba, conocida por su dinamismo económico y su centro productivo, hoy aparece en el mapa global como una zona de alto riesgo. La advertencia surcoreana podría ser apenas la primera de una cadena de reacciones diplomáticas si la situación no se encauza por la vía del diálogo y el restablecimiento del orden.